Visión
*por Gonzalo Argüello. 16 cuadras separaban la casa de David del colegio en el que daba clases de geografía, una escuela pública a la que pertenecía hace diez años. Como le quedaba cerca, dejaba el auto a su esposa para que fuera con los chicos al colegio y después a trabajar. Vida normal, día normal, como siempre le solía pasar, hasta que llegó a la esquina de San Clemente y avenida Fermín. El semáforo se puso en verde y esperó en el cordón de la vereda para cruzar. Era una calle con un bulevar con palmeras en el medio, que hacia el Este se veían las montañas, a varios kilómetros, y hacia el Oeste los edificios del Centro de la ciudad. Justo en esa dirección vio a dos jóvenes parados, al otro lado de la avenida, que esperaban igual que él al semáforo verde. Los dos llevaban ambos de trabajo. Parecían enfermeros o practicantes de medicina. Un momento antes del cambio de semáforo se escuchó un golpe y un griterío. David vio incrustarse a un auto en una casa, después de atropellar a